Analizamos, a continuación, un interesante fenómeno que se produce aproximadamente en el 1% de la población. Se trata de la sinestesia, la cual es debida a una interconexión de diferentes áreas cerebrales especializadas en la percepción sensorial. Esta interconexión, produce la estimulación de más de una zona del córtex cerebral ante un solo estímulo perceptual. O dicho de otra manera, hay una activación de diferentes modalidades sensoriales al percibir un determinado estímulo. Así, ante un estímulo visual podemos tener, al mismo tiempo, percepción visual y olfativa. Se puede decir, siguiendo el ejemplo, que podemos oler los colores literalmente. Otro efecto, puede ser el de sentir un sabor determinado al escuchar una melodía o un sonido concreto, o ver colores asociados a letras o números. Incluso, se pueden ver formas, letras y números en el espacio. Debemos tener presente, sin embargo, que existen tipos de sinestesia que producen la activación de diferentes modalidades sensoriales en el mismo órgano perceptivo. Esto lo encontraríamos en las personas que ven números o letras de colores.
Este fenómeno, nos puede llevar a reflexionar sobre la subjetividad de la percepción. Hemos de tener en cuenta, que hay sinestésicos, que nunca han considerado que su percepción fuera diferente a la de los demás, y en esta línea, podríamos preguntarnos si existe una realidad objetiva. En cualquier caso, y aparte de reflexiones más filosóficas, podemos determinar que la realidad de los sinestésicos, es más rica en información perceptiva y esto tiene implicaciones en la forma de pensar, memorizar y adaptarse al medio como veremos en este trabajo.
Los diversos estudios realizados en torno a este fenómeno, reflejan una gran variedad de datos. Lo primero que debemos tener presente, es que hay muchas variaciones con respecto a las relaciones perceptivas y es muy difícil encontrar dos sinestésicos iguales o que sus relaciones perceptivas sean idénticas, por lo tanto, intentar extraer leyes generales que expliquen las diferencias que caracterizan los sinestésicos respecto del resto de personas, puede inducir a errores. Por otra parte, este fenómeno produce efectos en la memoria, en la atención y en las representaciones mentales de la persona que lo presenta. Así, podemos entender que tienen una representación de la realidad diferente al resto.
Diversas investigaciones apuntan a la genética como origen de la sinestesia y más concretamente al cromosoma X (Bailey y Johnson, 1997) y es por eso que su incidencia es seis veces mayor en mujeres que en hombres. De todos modos, todavía hay dudas sobre los mecanismos asociados a la transmisión de esta alteración perceptual. En cualquier caso, este fenómeno de interconexión de diferentes zonas de la corteza cerebral, podría estar presente en todos los individuos al nacer y desaparecería posteriormente en producirse, debido al proceso madurativo del cerebro, una eliminación selectiva de conexiones neuronales redundantes. Si este proceso se desarrolla de manera irregular, habría algunas de estas conexiones que no se eliminarían, dando lugar a la percepción sinestésica. Podríamos decir, que, al nacer todos somos sinestésicos, pero cuando se produce esta eliminación neuronal que hemos comentado anteriormente, las áreas cerebrales especializadas en la percepción, quedarían separadas del resto y compartimentadas con la estructura definitiva, perdiendo así esta capacidad perceptiva, cosa que no sucedería con las personas sinestésicas, las cuales conservarían conexiones neuronales intermodales en sus sistemas perceptivos.
Como ya hemos comentado, el hecho de percibir la realidad con diferentes sentidos interconectados, tiene consecuencias en la forma en que estas personas se representan la realidad, ya que sus representaciones mentales tendrán más claves asociadas a los diferentes conceptos y esto puede provocar, y de hecho provoca una organización mental y una forma de adaptación al entorno diferente. Si una persona nos dice que para ella el número cinco es rojo, estos dos conceptos están relacionados. Es decir, el color rojo no sólo es un color, sino que también tiene un valor con el que puede operar. Igualmente, las palabras pueden tener diferentes colores en función de las vocales y esto permite una clasificación más eficiente. Para una persona que tenga este tipo de sinestesia, los colores conforman un sistema de representación complementario y con el cual codificará la realidad de forma diferente.
Cuando leemos, realizamos una codificación de las palabras de forma seriada, mientras un sinestésico, además, puede realizar una codificación de estas mismas palabras también en paralelo, gracias a su asociación grafema - color. Por tanto, podríamos decir que el mundo representante del sistema de representación del alfabeto y los números, tiene una dimensión más que actúa como medio en el momento de interpretar la realidad. Esto le permite una clasificación de la realidad que puede ser ventajosa en algunos momentos, pero también perjudicial o, al menos, que le obliga a hacer esfuerzos suplementarios a la hora de adquirir nuevos conocimientos, sobre todo con respecto al aprendizaje de nuevos idiomas en los que se le presenta incongruencia de grafema - color respecto a las vocales.
Hay sinestésicos que comentan los problemas que tenían en la escuela para entender los textos que leían y que, aun siendo ya adultos, deben hacer un esfuerzo de abstracción para poder dar sentido a lo que leen. Creemos, que estos problemas son debidos al tipo de codificación que utilizan, ya que organizan la codificación de las palabras y los números en base a los colores, es decir, realizan una codificación perceptiva y en recuperar la información, también se basan en los colores . Si tomamos la teoría de Craik y Lockhart (1979) de los niveles de procesamiento, podemos exponer que, al leer los textos en base a un nivel superficial de procesamiento, como es una característica física, la retención es muy baja y, por tanto, no se recuerda lo leído. Esto confirmaría que una codificación de tipo estructural presenta una tasa de recuperación baja. De todos modos, y como ya sabemos, esto no siempre es así y depende del tipo de recuperación que hacemos y de la congruencia que haya entre el proceso de codificación y de recuperación que el recuerdo será mejor o peor. Esto es lo que postularon Morris, Brandsford y Franks (1977) con su teoría de la transferencia apropiada del procesamiento.
Este fenómeno ha sido asociado muy a menudo, a una capacidad memorística extraordinaria de las personas que lo padecen, pero vemos cuáles son las causas y si realmente es así.
Lo cierto, es que al tener una percepción más rica, los sinestésicos disponen, de forma natural, de más claves de codificación, lo que les permitiría recuperar recuerdos con más facilidad que en condiciones no sinestésicas. Es decir, un abanico más amplio de sensaciones para un solo estímulo, facilitaría la recuperación del recuerdo gracias a la asociación de estas sensaciones. Por otra parte, y según las investigaciones realizadas por Paivio, las personas con sinestesia, pueden tener una recuperación del recuerdo reforzada, ya que los estímulos activarán tanto el sistema de representaciones verbales como el de representaciones no verbales. El hecho de codificar estos estímulos con los dos sistemas, favorece la recuperación. Otro de los factores que puede favorecer el recuerdo en los sinestésicos es una mejor organización de la información en determinadas situaciones. Sabemos que es más fácil aprender material organizado que desorganizado, y el hecho de poder clasificar la información con más claves, nos da la posibilidad de una mejor y más eficaz organización que al mismo tiempo, provoca una mejor y más eficaz recuperación.
En el siguiente enlace podéis ver uno de los ejemplos más espectaculares de sinestesia.
Bibliografía:
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